miércoles, 26 de septiembre de 2007





































Verónica Etro nos deleita a través de ésta colección con una estampa folclórica-onírica-castrense-"rubikiana".

















Y que viva la libertad terminológica.

De momento, es la colección que más me ha llamado la atención.










Aunque me recuerde ligeramente a Chesquière.

Y me guste no por lo extraordinario de sus piezas a nivel individual sino por su propuesta estética global.










Porqué aglutina todos los elementos posibles sin resultar empalagosa u hortera.










Es vanguardista y artesanal.










Es étnica y urbana.










Es colorista pero templada.










"Ultraestampada" sin irritar.










Muy desenfadada, eso sí.










Y atrevida con el gusto. Vamos, un poco temeraria. Pero resuelta en su audacia.










Muy simbólica.










Y llena de luz.



















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