martes, 18 de septiembre de 2007

Jugando al despiste




























































































Cuesta creer que estamos hablando del mismo Christopher Kane que hace escasos meses presentó una colección futurista, geométrica, metálica, sobria y rectilínia.













Pero lo es.













Hay signos inconfundibles que lo demuestran por mucho que el giro de tuerca desoriente.













Dice que la inspiración le viene de su canguro, de las noches en que la babysitter que cuidaba de él y su hermana les dejaba ver películas de terror tipo "Carrie" y comedietas de aventuras a lo "Cocodrilo Dundee".













Los ochenta hicieron mucho daño...













Salta a la vista su particular trauma en los estampados serpiente, camuflaje (que incluso combina entre ámbos), los jeans (harapientos) y la languidez pasmosa de sus modelos.













Pueden llegar a dar auténtico miedo.













La imborrable huella de una infancia común unida al indisoluble recuerdo de una época que causó verdaderos estragos estéticos han empujado a Christopher a construir un set, cúanto menos, peculiar.













Los omnipresentes volantes en tejidos semi transparentes y las camisas tipo cowboy aportan un toque folclórico-western aunque pueda parecer que estamos en un vídeo de las Destiny's child...
El punto urbano lo dan las camisetas y jerseys en algodón fino y oversize.













El vestido cremallera sigue, aunque pasa a un segundo plano, se acabó el ceñido de veranos pasados y el acid, flúor o color chillón, aquí todo fluye, todo es volatilidad, y los tonos, suaves, pasteles, non color. Menos al final, en que el negro anuncia la noche.












Un cambio de ciento ochenta grados que demuestra una apabullante versatilidad.

Para ver si cala hondo, todavía habrá que esperar.
























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