Sí, ya tengo un veredicto. Y Anna Piaggi también.
Y es que descifrar el mundo de Prada es como instruir el más escatológico de los casos: te descompone.
Lo que hace Miuccia roza lo delictivo pero uno nunca puede dictar sentencia en su contra.
Por mucho que hasta la más rígida de las morales se vea implicada.
Los cánones estéticos que uno creía defender hasta el momento se desmoronan en un suspiro cuando alguien es capaz de perfilar un universo tan frágil como obsceno a golpe de hilo.
Cuando lo creíamos todo perdido en favor del futurismo, las estructuras y los volúmenes retrocedemos en el tiempo y en el espacio y volvemos a los orígenes de la nada, a las siluetas vírgenes que rezuman abundancia.
Un universo de contradicciones en un mundo de estandarización.
Ella siempre a contracorriente: cuando a los demás les da por radicalizar el lujo, a Miuccia le da por la aridez.
Gracias por hacernos creer.
In Prada, we trust.
1 comentario:
me he peleado con el style.com y todo lo veo diminuto, es decir nada. a raíz de los zapatos lo he buscado en otro sitio. mucho gracias a tu post y en parte a lo que he visto (sufrir mucho a las modelos y desfilar como buenamente podían) me sorprende que una colección que en fotografías no me llegaba, la veo en movimiento (en movimientos tortuosos) y desprende energía, allure y altas dosis de femeneidad. has de ser muy buena para transmitirlo en semejantes condiciones....uno noctámbulo, XX!
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