Belles of the ball (actualizado) o plataforma pro ley de vagos y maleantes

Actualizado porque cuando me disponía a hablar de Las debutantes (lo que hubiera venido a ser una segunda parte de herederas), el cabreo se ha adueñado de mí, de mi espíritu, de mis principios, y de mis constantes vitales. Vivir en Barcelona tiene un handicap que circula en forma de bulo por el mundo pero, por mucho que se empeñen algunos en disfrazarlo de anécodota, es una verdad como un puño: la ciudad está tomada por vagos y maleantes. A mi concretamente me han robado ya tres veces. La primera de día y con tirón, la segunda, de tarde, en un bar, fruto de un complot con la camerera (mi macro-bolso colgaba de la silla y nadie vio nada: MENTIRA, que diría aquel), y la última, una noche reciente en que lograron sustraer hábilmente de mi mini bolso wannabe 2.55 de Chanel made in Jorge Juan (monísimo, todo sea de paso, rojo con lunares negros y cadenón inoxidable) mi teléfono móvil.

Un aparato zarrapastroso y "atecnológico" cualquiera que tenía previsto cambiar dos días después y que disfrutaba de su última juerga. Al darme cuenta, no sé cuanto tiempo después, llamé a la operadora y dieron de baja la línea inmediatamente; no me inmuté demasiado, será la costumbre, el golpe gordo vino la primera vez, cuando se borraron de un plumazo los recuerdos de una año glorioso en Italia; sus nombres, apellidos, y direcciones, que no sus rostros, ni sus sabores.

Ya es la tercera vez y sigo sin aprender que debería hacer copias de seguridad de lo que no es una simple lista de nombres sino un conjunto de identidades. Por no hablar de los mensajes.

Hasta aquí todo bien. Jorobado, pero bien. El caso es que nunca le dí demasiada importancia a quién había sido el artífice de mis desgracias urbanas en los últimos años, si hombre, mujer, nacional, o inmigrante (y aquí caigo en el tópico), si bien el primero fue un perroflauta, el segundo, una gitana, y el tercero, según mi factura telefónica, un rumano con mucha prisa por comunicarse con sus parientes.

La broma me ha salido cara. Pero lo que me preocupa no es el daño colateral sino el efecto secundario: el odio irrefrenable. Porque sí, he sentido desprecio, principios de xenofobia, y un arranque holocaústico que páralo Paul. Asín de claro, que diria la otra. No me gustan las lecturas de los males propios a la luz de los malos ajenos.

Pero hoy me he convertido en un monstruo que solo ve lo que padece.





Ya se me pasará.

ACTUALIZO

A la vista de que lo de mi robo no nos importa un comino, oigan, y haciendo caso no omiso al gran quinqui, que sigue de cumple, y no me deja borrar el post, voy a presentaros a las contendientes del Baile de debutantes del hotel Crillon, que es lo que interesa:

Debutante número 1

Nombre: Billie Lourd

Edad: 17 años

Nacionalidad: Americana

Hija de: Bryan Lourd (empresario) y la actriz Carrie Fisher (o lo que es lo mismo, la Princesa Leia de La Guerra de las Galaxias, que no, no estaba muerta, estaba de parranda, escribiendo novelas y haciéndose adicta a los antidepresivos)

Viste de: Chanel HC

Debutante número 2

Nombre: Sarah Mellon

Edad: 16 años

Nacionalidad: Americana

Hija de: James (escritor) y Vivian Mellon (restauradora de arte).

Viste de: Oscar de la Renta

Debutante número 3

Nombre: Sokhna N’Dour

Edad: 16 años

Nacionalidad: Senegalesa

Hija de: Yossou'n'Dour (seven seconds away)

Viste de: Frank Sorbier

Debutante número 4

Nombre: India Oxenberg

Edad: 17

Nacionalidad: Americana

Hija de: La Amanda Carrington de Dinastía (mu grande), Catherine Oxenberg, y su abuela es la princesa Elizabeth de Yugoslavia

Viste de: J.Mendel

Debutante número 5 (la más envidiada del lugar)

Nombre: Victoria de Silva

Edad: 17

Nacionalidad: Inglesa

Hija de: Katarina de Yugoslavia y Sir Desmond de Silva

Viste de: El gran McQueen