miércoles, 23 de abril de 2008

De dragones y hombres

Feliz día de Sant Jordi!
Hoy no hablo yo, lo mismo que hoy no me compro ningún libro, que la sombra del viento cobije a otros, hoy cedo el paso a mi cuento preferido,
rosas en forma de maravilloso vestido para todos!!







Su entusiasmo por el circo se venía arrastrando desde tiempo atrás. Dos meses, quizá. Pero cuando siete años son toda la vida y aún se ve el mundo de los mayores como una muchedumbre a través de un vidrio esmerilado, entonces dos meses representan un largo, insondable proceso. Sus hermanos mayores habían ido dos o tres veces e imitaban minuciosamente las graciosas desgracias de los payasos y las contorsiones y equilibrios de los forzudos. También los compañeros de la escuela lo habían visto y se reían con grandes aspavientos al recordar este golpe o aquella pirueta. Sólo que Carlos no sabía que eran exageraciones destinadas a él, a él que no iba al circo porque el padre entendía que era muy impresionable y podía conmoverse demasiado ante el riesgo inútil que corrían los trapecistas. Sin embargo, Carlos sentía algo parecido a un dolor en el pecho siempre que pensaba en los payasos. Cada día se le iba siendo más difícil soportar su curiosidad. Entonces preparó la frase y en el momento oportuno se la dijo al padre: « ¿No habría forma de que yo pudiese ir alguna vez al circo? » A los siete años, toda frase larga resulta simpática y el padre se vio obligado primero a sonreír, luego a explicarse: «No quiero que veas a los trapecistas. » En cuanto oyó esto, Carlos se sintió verdaderamente a salvo, porque él no tenía interés en los trapecistas. « ¿Y si me fuera cuando empieza ese número? » « Bueno », contestó el padre, « así, sí». La madre compró dos entradas y lo llevó el sábado de noche. Apareció una mujer de malla roja que hacía equilibrio sobre un caballo blanco. Él esperaba a los payasos. Aplaudieron. Después salieron unos monos que andaban en bicicleta, pero él esperaba a los payasos. Otra vez aplaudieron y apareció un malabarista. Carlos miraba con los ojos muy abiertos, pero de pronto se encontró bostezando. Aplaudieron de nuevo y salieron -ahora sí- los payasos.
Su interés llegó a la máxima tensión. Eran cuatro, dos de ellos enanos. Uno de los grandes hizo una cabriola, de aquellas que imitaba su hermano mayor. Un enano se le metió entre las piernas y el payaso grande le pegó sonoramente en el trasero. Casi todos los espectadores se reían y algunos muchachitos empezaban a festejar el chiste mímico antes aún de que el payaso emprendiera su gesto. Los dos enanos se trenzaron en la milésima versión de una pelea absurda, mientras el menos cómico de los otros dos los alentaba para que se pegasen. Entonces el segundo payaso grande, que era sin lugar a dudas el más cómico, se acercó a la baranda que limitaba la pista, y Carlos lo vio junto a él, tan cerca que pudo distinguir la boca cansada del hombre bajo la risa pintada y fija del payaso. Por un instante el pobre diablo vio aquella carita asombrada y le sonrió, de modo imperceptible, con sus labios verdaderos. Pero los otros tres habían concluido y el payaso más cómico se unió a los demás en los porrazos y saltos finales, y todos aplaudieron, aun la madre de Carlos.
Y como después venían los trapecistas, de acuerdo a lo convenido, la madre lo tomó de un brazo y salieron a la calle. Ahora sí había visto el circo, como sus hermanos y los compañeros del colegio. Sentía el pecho vacío y no le importaba qué iba a decir mañana. Serían las once de la noche, pero la madre sospechaba algo y lo introdujo en la zona de luz de una vidriera. Le pasó despacio, como si no lo creyera, una mano por los ojos, y después le preguntó si estaba llorando.
Él no dijo nada. «¿Es por los trapecistas? ¿Tenías ganas de verlos?»Ya era demasiado. A él no le interesaban los trapecistas. Sólo para destruir el malentendido, explicó que lloraba porque los payasos no le hacían reír.
Esa boca
Mario Benedetti




13 comentarios:

Anónimo dijo...

Feliz día para ti también guapísima!!

Sr Q dijo...

Y ya puestos a vestir con rosas la capa que llevó Freja en YSL invierno 2006.

¡ saludos !

Laia dijo...

Mer. Me encanta Sant Jordi de toda la vida, un día aglomerado pero mágico, tu me entiendes, que vives en Barcelona y sabes lo especial que es, a pesar de tumultos y hooligans. besos!
Señor modrno.Efectivamente, si es que está en todo!besos!

Di dijo...

Por aquí no tenemos esa tradición tan bonita, pero el 10% de descuento que hacen en todos los sitios ese lo voy a aprovechar.

Besos

(me ha encantado el cuento, gracias)

Alma DeLuXe dijo...

No me gustan los payasos...me dan una mezcla de pavor y pena...pero me apasiona Mario Benedetti y me pierde la lectura, el tacto de los libros y olor de sus páginas no se puede comparar con nada...asi que feliz dia desde el sur y mil rosas para tí.

Sara dijo...

Me parecen horrorosos los looks. Pero el día del libro es genial, menos mal que aún hay algo de cultura...

Un beso y feliz día

Shopaholic dijo...

Acabo de llegar de dar un paseo por el centro de madrid, y daba gusto todos los puestecillos de libros, la gente en la calle con el calorcito...
asi que en barcelona debe ser una gozada!

Un beso!

alterego dijo...

No me gustan los payasos. Nada de nada. Entiendo perfectamente a Carlos.
Feliz San Jordi para tí también. Me gusta mucho que saquen a la calle los puestos de libros. Me gusta tocarlos y olerlos. Soy así de raro. Me ha encantado tu post de hoy. Besos.

Laia dijo...

A mí los payasos también me dan entre miedo, yuyu y lástima, por eso me chifla el cuento. Los modelitos de Comme des Garçons son terribles, la mueca de las modelos lo dice todo. Hoy ha sido un día precioso, sol, flores, libros y amor. Me he reconciliado con la vida. besos a todos, voy a hincarle el diente al hola!

Unknown dijo...

hola
que bona nit para tí también
sabes que estoy leyendo Nieve de Pamuk?qué coincidencia¡
besos extra iluminados de tio devoto

Anónimo dijo...

hola! soy hummingbird grácias por recordarme que tengo algo de mario benedetti en casa - a ver si leo un poquitín más...-, precioso regalo de sant jordi. sí que es un día especial, (qué pensarían los hooligans con tanta rosa en manos de tantos hombres?) bona nit! xx

Laia dijo...

Me está gustando mucho, me gusta Pamuk, me encanta Turquía y me encantas tú. besos mañaneros!
Hummigbird. Ayer fué un día agitador, siempre me digo que no pasearé más entre el tumulto, pero siempre caigo. ¿Te puedes creer que no ví a un solo hooligan? beso!

alterego dijo...

Me encanta Pamuk. Lo empezé a leer tras volver de Estambul el año pasado para ver si me quitaba el mono de esa maravillosa ciudad y en parte es posible. En parte porque Estambul hay que vivirla, pasearla y olerla. Te recomiendo El libro negro y la que dedicó a su fantástica ciudad natal (Estambul).
Besos.


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