
















Definitivamente el mejor show de la fashion week.
Aires amish cien por cien.
En beiges, negros y blancos para el día. Todo ligereza y sobriedad.
A pesar de los volantes y semi chorreras que no logran desencantar.
También plumeti y jirones, algo de material tecnológico, grandes cuellos y puños, tablas, pitillos tobilleros y hombros al alza.
La cintura sigue siendo la protagonista y se marca por encima de vestidos, trajes y chaquetas con fines cinturones en piel multicolor.
Pero Zac se reserva para la noche porque es a esa hora del día cuando se sabe manejar mejor.
Gloriosos vestidos de cisura magistral en tonos flúor y en pastel degradé.
Cum laude para el azul añil.
Ondas de acabado cuadrado, cuál caracolas, o como estolas al hombro en forma de flor.
Toca todos los palos con igual destreza y precisión.
Pomposo, recto u ondulado.
A media pierna, a ras de suelo, con semitransparencias, opacidades o rotundidad de color.
Más que grato el derroche final de fastuosidad.
El colofón perfecto para una colección genial.
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