











Las premisas están claras: flores, flores y más flores.
O lo que es lo mismo, Chesquière vuelve al total look.
Aunque Nicolas ha mirado hacia el pasado rescatando el print primaveral que reinterpretó para la mujer el maestro guetariano, su carácter visionario le empuja siempre hacia un futuro en el que las siluetas se vuelven rígidas y austeras y se pierde el rastro del volumen y la sinuosidad.
Un futuro en el que unas damas renacentistas en minifalda pueden jugar a ser gladiadoras en los jardines de Versailles.
El niño mimado de la moda crea estructuras hi-tech casi perfectas sin abandonar la técnica preciosista de la maison que se refleja en las elaboradísimas sandalias, las mangas farol y los encorsetados de faldas y tops.
Así bien, guste o no guste la colección, Nicolas Chèsquiere está entronizado, y haga lo que haga,
de momento, no le toca caer.
De todos modos, a mí, me ha gustado.
3 comentarios:
a mi me gusta como lo escribes tu, la colección muy fea, pero contandolo tu, parece hasta bonita.
Besos.
Estoy de acuerdo con viviana, no me ha gustado nada, esas sandalias...yo no me las llevo. un beso!
Mil gracias Viviana.
Alma, esas sandalias ya las sacó para la colección crucero y le debieron encantar porqué repite.
Besos!
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