No es porque no lo valga sino que no hay "chicha" que explotar.
bien sus papeles y mientras tanto cuida de su marido e hijos en su acogedora jaula de cristal.
Y él, de momento, conmigo.
Moda. Estilo. People. Cultura. Life. Yo
Sí, en el circuito europeo triunfa más que en las americas (con permiso de las susodichas), allí el concepto de mujer es más bien otro.
Se llevan más recauchutadas y artificiales.
Estandarizadas y postizamente clónicas.
Son más rubias, más voluminosas, y aunque ahora se las empiece a pillar en renuncios, hasta el momento eran hitos de la feminidad veinticuatro horas.
Aquí no es que seamos más "machorros", pero el canon es menos pronunciado, algo menos prominente.
El estilo europeo siempre ha sido más "garçon" y menos Marylin.
Más natural y sosegado.
Más tangible aunque no por ello menos curado.
Allí son más de laca, y aquí somos más de fijador.
Allí son más de rulos y aquí más de planchado y rectitud.
Allí tienen a la impoluta Wintour y aquí nos "ponen" los pelos agitadores de Carine.
La Kelly encarnaba la delicadeza, la exquisitez, el refinamiento, el armonioso atractivo y la sutil persuasión.
Tippi era sin embargo de encanto cercado y fría expresión.
Más misteriosa y menos explícitamente bonita, menos tierna y de semblante más recio y riguroso, ligeramente gélida y de tenue insinuación.
Su mentor, el propio Hitchcock, la descubrió a través de un anuncio de bebidas, cuando esta joven de dieciocho años iniciaba una prematura carrera cómo modelo en la ciudad de Nueva York.
Para cuando se te hace la vista a lo que se lleva, ya lo tienes que jubilar.
Así que no se yo si no será mejor vivir en la ignorancia y dejar que las cosas sigan su curso normal.
Ya lo hacen bien las revistas, que publican sus especiales con meses de retraso pero justo cuando la temporada va a empezar.
Si es que yo ahora me pongo a ver las colecciones de invierno y es que las tengo aborrecidas
Ya no teno ganas de keffiyas, ni oxford's, ni jersey's alpinos, ni trencas militares ni pantalón ancho, ni ná de ná.
Solamente puedo pensar en flores, satines, transparencias, y tonos pastel.
Y lo que me queda, morena.
Cómo dice Alma Deluxe, "tiene su puntito".
De hecho, todo lo que nos ofrece la moda, está hecho para eso, para despertar la fruición colectiva y crear el ansia general.
No queremos poseer aquello que vemos en un escaparate, en una editorial o en esa estupenda chica que me acabo de cruzar, porqué sí, cómo acto reflejo, por mimetizar, ¿o sí?
Nos encaprichamos y nos obcecamos, nos emperramos y sucumbimos a la dinámica del empecinamiento, sufrimos un insalvable impacto visual que procesamos en forma de compra compulsiva y deseo irracional, o eso es lo que nos quieren provocar...y ya estoy yo con mis conspiraciones, pero es verdad.
Nos ofuscamos y pisoteamos el concepto de necesidad.
Y de ahí, ya no se nos puede sacar porqué el proceso químico iniciado, no tiene vuelta atrás.
¿Será una cuestión hormonal?